
Un esposo fue a visitar a un Sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse.
El Sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: Ámela. Luego se calló. -Pero es que ya no siento nada por ella.
-Ámela, repuso el Sabio. Y ante el desconcierto del señor, después de un oportuno silencio,
-Agregó lo siguiente: "Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor.
El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide.
La palabra amor es posiblemente la más mal entendida del mundo. Parte del problema es que usamos esta palabra para decir muchas cosas. De tanto usarla hemos hecho que pierda su verdadero significado, decimos: “Amo a mi esposa, amo a Dios, amo a mi perro, amo a mi carro”. Cuando usamos una palabra de tantas formas diferentes, esto hace que literalmente pierda su valor.
Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín. Ame a su pareja, es decir, acéptela, valórela, respétela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala. Eso es todo "ámela".
Cuando decimos “sí, quiero”, tenemos una fuerza por dentro que nos impulsa y nos alienta a pensar que cualquier cosa que enfrentemos, la podremos vencer porque “nos amamos”. Pero cuando vienen las dificultades, los malos entendidos, o simplemente la rutina y el aburrimiento, esa fuerza que nos hacía sentir indestructibles de pronto nos abandona y una voz interior nos dice que ya no vale la pena luchar y que es mejor ir en busca de algo (o alguien) mejor para nuestra vida.
Y así nace la atroz estadística: 1 de cada dos matrimonios terminan en divorcio.
Lo que no consideramos es que el amor es una decisión, y por lo tanto no depende de nuestros sentimientos. Pero esta requiere carácter; la firmeza para decir “decido amarl@ incondicionalmente, constantemente e irrevocablemente por el resto de vida que me quede”.
Hay dos conceptos (erróneos) pero muy populares que tratan de describir que es el amor. El primero dice, que el amor es un sentimiento. El amor puede producir sentimiento y muy fuertes, pero no es un sentimiento. El otro concepto dice, que es algo que no podemos controlar. “No hay nada que yo pueda hacer «me enamore»”; o lo contrario “No hay nada que pueda yo hacer «ya no te amo»” – Es como si dijéramos: “oops” me resbale.
Quizás es que no nos enamoramos del individuo, sino que nos enamoramos del amor en sí, de lo que esa palabra contiene. Hasta que tiempo después cuando todo no es tan maravilloso, empezamos a sacarle defectos, nos agobiamos, desanimamos y finalmente, lo damos por terminado.
¿Cómo es posible que una persona que desde un principio puso tanto empeño en algo y alguien, que luchó hasta no poder más por sacarlo a flote, que marginó el resto de cosas, que se ilusionó e ilusionó a la otra persona. Decida acabar un buen día con todo? ¿Es que no tenía sentimientos sinceros? ¿Es que estaba fingiendo..? Era solo un teatro..?
Pregunto ¿Si sabemos que debemos amar y Dios nos manda a que lo hagamos? ¿Por qué fracasamos al intentar hacerlo? ¡Y vaya que lo intentamos! Tratamos de amar con la fuerza de nuestra voluntad. ¿Y cuál es nuestra estrategia cuando falla nuestro amor? Volver a tratar con más fuerza: «Un ser amado nos lastima y decimos: no sé cómo pero tengo que perdonar»; «alguien nos cae mal y que pensamos: no importa cuánto me cueste pero voy a ser amable con esta persona» Entonces lo intentamos una y otra vez. Fallamos y tratamos de nuevo. ¿No será que nos estamos saltando un paso? ¿No será que el primer paso que debemos dar no es hacia la gente, sino hacia Dios? ¿No será que el secreto de amar esté, no en darlo, sino en recibirlo? 1Juan 4:18 dice “Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amo primero”.
Tras las investigaciones efectuadas acerca del amor, Robert J. Sternberg propuso la existencia de 3 componentes esenciales para la sostenibilidad del amor de pareja:
1. La intimidad, entendida como aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo y la conexión.
2. La pasión, como estado de intenso deseo de unión con el otro, como expresión de deseos y necesidades.
3. La decisión o compromiso, la decisión de amar a otra persona y el compromiso por mantener ese amor.
Para Erich Fromm, (autor de El Arte de Amar) el amor es un arte y, como tal, una acción voluntaria que se emprende y se aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo vive. El amor es, así, decisión, elección y actitud.
Por lo que debemos concluir que:
El amor es decidir amar a quien nos atrae.
El amor sólo dura con esfuerzo: No existe una amistad que dure por décadas sin un gran esfuerzo. Ningún matrimonio sobrevive medio siglo sin que ambos luchen con amor. Ninguna relación progresa sin el sudor, las lágrimas y el esfuerzo. Si deseas que una relación dure, tendrás que ceder.
El amor debe ser incondicional: Si existen condiciones, entonces no es amor en realidad. Las personas necesitan ser amada más cuando menos se lo merezca. Cuando amas a la gente,, continúas amándola. Sus problemas se convierten en tu problema.
El amor hacia otra persona debe estar precedido por el amor propio y el amor a Dios. Nadie da lo que no posee.