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Aprendiendo a ser compatibles
La armonía en la pareja. Muchos crecimos pensando que se era o no compatibles. Vemos aquí que ser compatibles es algo que uno hace que suceda.
H. Norman Wright
Una buena pregunta es: ¿Qué es la compatibilidad? Sin embargo, puede ser que mi respuesta no sea la que estás esperando. La compatibilidad no es algo que sucede simplemente, uno hace que suceda. Las parejas que están de novios piensan que son compatibles, pero no lo son. Se necesita una relación matrimonial para tener la oportunidad de volverse compatibles, y se requiere la primera década de casados para que esto se convierta en una realidad. Se la obtiene a lo largo de un período
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El diccionario define “compatibilidad” como la “capacidad de convivir armoniosamente, de acuerdo, combinar bien, etcétera”. Para ser compatibles significa que vos y tu pareja tendrán que hacer algunos cambios. Pueden cambiar. Van a cambiar. De hecho, deben cambiar, sino se estancarán. El cambio es uno de Los ingredientes de un matrimonio sano.
Los matrimonios que reflejan cónyuges compatibles tienen un ingrediente llamado “educación mutua”. Esto significa que ambas partes se han convertido en maestros habilidosos, así como también en aprendices receptivos.
La educación mutua es un proceso cordial. Implica el ejemplo positivo de las actitudes o conductas deseadas para tu pareja, así como también la disponibilidad para ser flexible y cambiar. También involucra estímulos amables, aliento, creer que tu pareja puede cambiar, evitar echar culpas y censurar.
Encontramos distintas áreas en donde la pareja debe ser compatible, pero la más importante de todas es la compatibilidad espiritual. Para que se produzca, es necesario que ambas partes conozcan y amen a Jesucristo. Ser compatibles no se mide por el hecho de que ambos pertenezcan a la misma iglesia, les guste asistir tres veces por semana o tengan los mismos dones espirituales. La personalidad única de cada uno de ustedes entra a jugar en términos de cómo se experimenta y se expresa su fe. Hay muchas diferencias que no niegan la compatibilidad.
Desde mi perspectiva, así es cómo veo la compatibilidad espiritual: las creencias son vitales. Estas incluirán que cada uno de ustedes tenga una relación personal con Jesucristo, que tenga un deseo de seguirlo y un deseo de que los demás también lleguen a conocerlo. La importancia y el valor que cada uno coloca en Las Escrituras como la guía para su vida, son parte de la compatibilidad.
Creo que un tema clave es la capacidad de comunicarse acerca de la vida espiritual entre sí. ¿Pueden meditar juntos Las Escrituras? ¿Comparten peticiones de oración y oran juntos? ¿Hay dudas o resistencia cuando comparten pensamientos, preocupaciones o creencias espirituales? Es mejor ver el desarrollo de este aspecto, antes de casarse, como uno de los elementos que los atraen.
Habiendo observado estas preocupaciones, hay otra que es el factor decisivo para saber si uno es compatible o no. La cuestión principal tiene que ver con la voluntad de Dios para tu vida y para tu cónyuge. La voluntad de Dios es central, fundamental y el aspecto más importante. Desearla significa entregar tu vida a Dios y pedirle que sea el agente que tome la dirección.
En respuesta a esa entrega, Dios hará por vos lo que no puede lograrse mediante el esfuerzo de tu propia voluntad: Él renovará tu mente, cambiará la manera en que piensas. Esto incluye tus metas, tus valores, tus actitudes y tus prioridades. Todo se alineará con lo de Dios.
Cuando conozcas cuál es la voluntad de Dios para vos, te darás cuenta de que el plan de Dios es siempre bueno. Dios nunca planifica cosas malas o perjudiciales para ninguno de sus hijos. No simplemente es bueno el plan de Dios, también es placentero. La entrega total a Dios es la puerta a una vida llena de retos y placeres que no pueden experimentarse de otro modo.
Con los años he conocido a muchos cristianos que hicieron este tipo de entrega. Nunca conocí a uno que lo lamentara. Conozco a otros cristianos, por otra parte, que fueron retados a hacer esta entrega… y se negaron. Casi sin excepción, terminaron frustrados e insatisfechos.
Al continuar progresando en tu descubrimiento del plan de Dios, irás más allá de lo bueno y lo placentero, a lo perfecto. Si se lo abraza plenamente, el plan de Dios es perfecto. Cubre cada área de tu vida, satisface toda necesidad, satisface cada ansia.
Si el matrimonio es parte del plan de Dios para tu vida, entonces puedes confiar que Él trabajará en cada detalle. Te acercará a una persona que es exactamente apta para vos. Juntos, pueden experimentar el matrimonio como Dios lo diseñó originalmente. Esto será un nivel más elevado, como el mundo jamás soñó.
La intimidad intelectual
Si logramos crear un ambiente de seguridad, donde uno sabe que puede decir lo que piensa, y que el otro escuchará sin condenar, estaremos mejorando nuestro matrimonio.
Gary Chapman
Cada individuo es único. Lo que a una persona lo ayuda, puede ser que a otra no. Para descubrir nuevos modelos de comunicación ambos necesitan dialogar sobre su forma de hablar y de escuchar. Puede ser que su cónyuge se sienta molesto de que usted le haga tantas preguntas o, por el contrario, puede ser que vea con buenos ojos el interés que usted muestra.
La esposa podría esperar alguna declaración de apoyo luego de que presenta una idea. Tal vez se sienta animada a hablar más si usted le dice cosas como “Te comprendo”, “Estoy de acuerdo contigo”, “Sí”, “Ya lo creo…”. Sin embargo, a ella también pueden resultarles molestos o irónicos esos comentarios.
Es posible tanto que su cónyuge desee que sopesen sus ideas y opiniones, como que esa clase de comentarios lo hagan dejar de hablar. Si uno dice: “No estoy de acuerdo con eso” o “Me parece una mala idea”, hace que se interrumpa la comunicación o que se inicie una discusión. Será altamente beneficioso si ambos dialogan acerca de lo que facilita o dificulta la conversación entre ustedes.
¿Qué clase de reacción de parte de su cónyuge le facilitaría seguir conversando cuando usted propone algo? Por ejemplo, ¿prefiere que asienta, que lo mire a los ojos mientras habla, que se acerque físicamente… o estas cosas lo perturban? Cuando presenta una idea y su cónyuge está en desacuerdo, ¿cómo le gustaría que expresara su opinión? ¿De qué forma podría demostrarle su desacuerdo sin hacerlo de manera condenatoria? ¿Le sirve que comience su opinión con una frase introductoria del tipo “Quiero que sepas que tienes libertad de pensar de esa manera, pero también quiero que conozcas mi visión de las cosas”?
Las parejas con escaso conocimiento de lo que contribuye a la comunicación fluida, se exponen a hacer o a decir cosas que la sofocan. En ocasiones, estos modelos de comunicación inadecuados e irreconocidos constituyen barreras que se mantienen durante años. Si uno detecta estas barreras y las elimina, logrará que mejore la intimidad intelectual.
Una mujer me explicó en cierta ocasión:
– Cada vez que le presento una idea a mi esposo, se avalancha como un animal sobre su presa hasta hacerla trizas. Me siento despojada y sin valor ante sus ojos. Me resisto a darle una opinión sobre cualquier cosa.
Es probable que este marido no tenga ni idea de lo que su patrón de conducta en la comunicación produce en su esposa, y cuán destructivo puede resultar para la intimidad intelectual.
Supongamos que un marido dice:
– Me preocupa realmente saber de dónde vamos a sacar dinero para que Ana pueda estudiar en la universidad.
Y su esposa le responde:
– Los cristianos no tenemos que preocuparnos. Dios se hará cargo de la situación.
Y toma La Biblia para leerle un versículo.
Va a pasar mucho tiempo antes de que él vuelva a expresar sus pensamientos o ansiedades a ella. Él no esperaba un sermón, sino comprensión y apoyo emocional; solo quería manifestarle lo que le pasaba por la mente… y necesitaba ser escuchado. La apresurada respuesta de ella denota que no había entendido nada de lo que le pasaba a él. Ella estaba tratando con liviandad algo que para él era de gran seriedad. Si uno aprende a identificar y a modificar estos modelos negativos de comunicación, podrá estrechar los lazos de comunicación e intimidad.
Para conseguir intimidad intelectual es vital la creación de un espacio seguro para dialogar. Si sentimos temor de que nuestro cónyuge recabe información de lo que decimos, para usarlo luego en nuestra contra, nos volveremos muy reacios a hacer comentarios.
Si percibimos que va a estar en desacuerdo con lo que decimos, sea lo que fuere, evitaremos expresar lo que pensamos. “¡Qué buena idea!” es una frase que crea un clima favorable para una comunicación positiva, mientras que “¿De dónde sacaste eso? ¡Es antibíblico!”, da por terminada la comunicación o inicia una discusión. La intimidad intelectual se evapora.
Si logramos crear un ambiente de seguridad, donde uno sabe que puede expresar lo que piensa, y que el otro escuchará sin condenar, facilitaremos la comunicación y enriqueceremos la intimidad intelectual. Por qué tu respeto significa aún más que tu afecto.
Somos compatibles a nivel interior si:
• Siento que nadie me entiende como mi pareja.
• Si tengo algún problema o duda recurro primero a mi pareja..
• Tengo confianza de contarle mis sueños más locos, inseguridades, traumas.
• Puedo abrir mi corazón y dejar que conozca mi vulnerabilidad.
• Puedo mostrarme tal cual soy, sin mascaras.
• A veces no tengo ni qué hablar y mi pareja percibe cómo me siento.
• Confío en la bondad y buenas intenciones de mi pareja.
• No tengo secretos que deba ocultarle.
• Siento que tenemos un proyecto en común.
• Sé lo que puede ofenderle.
• Jamás hablaría mal de mi pareja a sus espaldas o me burlaría de ella.
Cuando una pareja coincide en este nivel de compatibilidad emocional o interior pueden llegar a ser “amigos íntimos.”
Si al revisar todos estos aspectos descubres que tu y tu pareja tienen al menos un 80% de compatibilidad en estos tres distintos aspectos es un buen signo de que podrán tener una convivencia agradable. El hecho que una persona no sea muy compatible con nosotros no hace que sea mala. Simplemente no es la persona con quien me entenderé mejor.
Al contraer matrimonio escoges y aceptas a la persona tal cual es. Por eso tienes el derecho de escoger a la persona con quien te sientas mejor, no sólo a nivel corporal, sino también en todos los niveles. Recuerda que la vida de pareja supone el compartir muchas cosas. Si no hay comunión y acuerdos en todos los otros aspectos, también la pasión terminará por apagarse.
Existe “química” entre los dos si:
• Si toda la persona me es agradable.
• Si su toque o roce me resulta cómodo y agradable.
• Si te sientes bien al presentarlo ante los demás como tu pareja.
• Me gusta su estilo para vestirse, caminar, presentarse (deportivo, formal o informal)
• Me agrada el olor natural de su cuerpo (Ej.: olor del sudor de detrás de la oreja).
Si somos compatibles a nivel corporal podremos ser buenos amantes.
Mujer por favor entiende esto: Tu amor no es suficiente.
Los hombres prefieren sentirse solos y no amados, antes que incompetentes y no respetados.