Jezzabell, una mujer muy sabia

 (Una historia que cuenta la influencia de nuestra percepción del mundo en el alcance de LA FELICIDAD

Un día llegó un forastero a un pueblo en el que nunca había estado y se acerco a Jezzabell, Una muejer muy sabia de aquel lugar y le dijo. –Disculpa, ¿tú eres Jezzabell? –Sí, respondió ella. – Yo soy de otro pueblo cercano, pero debo mudarme, tengo que vivir, a partir de hoy, en este pueblo. Estoy preocupado, pues, durante todo el camino hacia acá, no he dejado de escuchar comentarios sobre lo terrible que es este lugar.

-¿Qué es lo que has escuchado? - le preguntó-.

-Me han dicho que aquí, la gente miente, engaña, traiciona. Que debo tener mucho cuidado porque me harán sufrir, me tratarán mal y me harán la vida imposible. Por eso estoy tan asustado.

Jezzabell lo miró con compasión. - Veo que tú estás convencido de todo lo que te han dicho. El forastero asintió agachando la cabeza. ¿Qué alternativa tengo? Si eso dice la gente que conoce el lugar, por algo lo dirán.

- Entonces – le dijo a su vez, la sabia Jezzabell - No tengo más que agregar. Espero que logres enfrentar el dolor que te espera en este lugar.

El hombre, resignado, tomó sus cosas y entró al pueblo, sintiendo un gran pesar en su alma y una profunda opresión en el pecho.

Horas después, se acercó otro forastero, reconoció a Jezzabell y se dirigió a ella. – Me imagino que tú eres la mujer sabia de la que tanto me han hablado, quiero que me confirmes algo: durante todo el trayecto, he escuchado todo tipo de comentarios, pero yo, en los que he creído, son en aquellos que me han dicho que en esta ciudad la gente es la mejor que voy a encontrar en el mundo: amable, honesta, bondadosa, que cuando tienes problemas todos están dispuestos a ayudarte y a brindarte lo que tienen para que logres superar los obstáculos. Que no habrá ningún otro lugar en el mundo en el que yo vaya a ser tan bien acogido y recibido como aquí y que, por lo mismo, seré más feliz que en ninguna otra parte del mundo. ¿Es verdad eso?

-Dices que de todo lo que has escuchado durante tu recorrido – le respondió Jezzabell – eso es lo que te ha hecho sentido y sí, es verdad. Pasa y disfruta de tu estancia. Es evidente que vas a ser muy feliz en este lugar.

Con gran expresión de regocijo, el forastero respiró profundo, tomó sus pertenencias y, sonriendo y bailando, se dirigió a su destino en aquel pueblo.

Un vendedor  que estaba vendiendo su mercancía a orilla de la carretera, y que había observado todo, frunció el ceño y se acercó a Jezzabell:  explícame algo. Todo el día estuve en mi puesto y pude escuchar tanto lo que le dijiste al primer hombre que te preguntó cómo eran los habitantes de este pueblo como lo que le dijiste al que se acaba de ir cuando te hizo la misma pregunta.

Al primero le dijiste que, efectivamente, como él pensaba, este lugar era prácticamente el infierno, mientras que al segundo, le confirmaste que éste era el paraíso que él esperaba. ¡Es obvio que a uno de los dos le has mentido!

El hombre sabio negó con la cabeza – Yo - le respondió al comerciante - simplemente confirmé la creencia que ya se habían formado tanto el primero como el segundo sobre este lugar. Cualquier cosa distinta que les hubiera dicho, no la hubieran creído. Ellos ya habían elegido la que sería su realidad en este pueblo y nada que diferente que escucharan les fuera hacer cambiar de opinión.

-¿Ni viniendo de ti que eres una mujer con tanta sabiduría? ¿Quieres decir que, entonces, no existe la realidad, Jezzabell?
La realidad externa es siempre la misma, somos nosotros, con nuestra manera de interpretar lo que vemos o lo que experimentamos los que dotamos de significado las cosas.
-¿Me estás diciendo que somos cada uno de nosotros los que creamos nuestra propia realidad?

-Así es. Somos nosotros los que creamos de nuestra existencia un infierno o un paraíso independientemente de cómo son las cosas de afuera. No podemos culpar a los demás. Somos los responsables de nuestra realidad pues nosotros mismos la creamos a cada instante con nuestras creencias acerca de ella.

Así es como termina esta historia. La pregunta que nos surge después de escucharla es ¿cuál es tu interpretación acerca de tu vida? ¿Cuál es el significado que le das a las cosas que has vivido? ¿Qué es lo que estás construyendo en el presente y que quieres crear en tu futuro?


E dolor empieza cuando queremos que la realidad sea como nosotros pensamos que debería de ser. Si nosotros podemos reconocer la vida y aceptarla tanto con sus cosas placenteras como dolorosas, la existencia se vuelve mucho más sencilla. Por otro lado, es la manera en que elijo ver la realidad, lo que marca la diferencia. Si acepto la idea de que el mundo es Un valle de lágrimas, ése será el mundo al que tendré que enfrentarme. Si por el contrario elijo creer que es un lugar lleno de experiencias para disfrutar junto con otros, eso es lo que obtendré.


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